Hotel Palacio Guzmanes

Lo primero no les sentó bien hacer reserva con Booking que ponía hora entrada 12 horas. No había nadie recepción busque por todo hotel estaban limpiando habitaciones. Nos dijeron q hasta las 14 horas nada, volvimos a esa hora y resulta q falta personal no había nadie en recepción porque están con las comidas luego más tarde después de ir varias veces vienen y nos fotocopia el DNI q le informamos que no era legal y el dueño de malas maneras que entonces me espere a que rellene el formulario con toda la gente que había que era por nuestro bien. A las 23 h cierran puerta ojo con esto pedir llave del portón o no entráis. Nos dicen q cuando nos vayamos fuera se puede dejar llave habitación en la mesita de recepción que allí no pasa nada que hay cámaras pero si no hay nadie allí, la llave se viene conmigo. No son amables y antipáticos todos el q más el dueño. Cosas buenas a si favor limpieza y colchones buenos para dormir.

Fuimos a pasar una noche y la experiencia nefasta. Me parece muy bien que la decoración sea antigua pero eso no quiere decir que casi todo lo que había estuviese estropeado. La ducha sin agua caliente. La mampara no corría bien y el enchufe del secador se caía a trozos. Por supuesto no funcionaba. Intentamos llamar por tfno y no tenía conexión. El armario se movía cada vez que ibas a abrir la puerta, de hecho lo tenían con calzas. En fin, todo un desastre.

Hemos pasado un fin de semana estupendo tanto mi mujer como yo, el hotel es muy recogido y el servicio nos ha tratado estupendamente, tuvieron hasta el detalle de regalarnos una cajita de bombones. La comida también está muy bien. Además desde el se llega dando un paseo a todos los monumentos de pueblo. Sin lugar a dudas volveremos

Excelente experiencia, el servicio de 10, sobre todo el chico que se llama Julián, estuvo atento en todo momento. Inmejorable, las habitaciones son cómodas y están impecables, la comida del restaurante de muy buena calidad y muy buena cantidad

Muy céntrico y con encanto. Nos gustó mucho todos los detalles de decoración. Nuestra habitación estaba genial. El trato del personal perfecto. Tiene una peqeña piscina para refrescarse y una terraza en la q estar muy a gusto.

Bonita casa que podría ser del XVII como dice la publicidad, pero que necesita una importante inversión en mantenimiento del edificio. Concretamente en nuestra habitación “Geranios”, la puerta de entrada se atranca en el suelo al abrirla, falta una de las contraventanas de la puesta izquierda de salida al balcón, por lo que es imposible cerrarla, y la ventana que hay sobre la cama tiene una persiana de las llamadas alicantinas por la que también se cuela la luz toda la noche. El garaje es la antigua cuadra de la casa en la que han puesto suelo de cemento, pero tiene una vieja puerta de hierro sin mando a distancia. Para salir tienen que acompañarte desde recepción para abrir la puerta y para entrar has de llamar por teléfono para que bajen a abrirla, y recepción se cierra a las 11 de la noche. El espacio del garaje se emplea también como leñera y almacén. La piscina, con capacidad para 12 personas, solamente tiene 4 tumbonas, dos de ellas de plástico duro, sin colchoneta y las otras dos, más cómodas, de lona y ninguna sombrilla. La relación calidad/precio de la cocina, deja mucho que desear. El establecimiento carece de ascensor y todo él está plagado de escaleras, (entrada y salida a recepción, acceso a habitaciones, bajar y subir a garaje, bajar y subir a piscina, etc.) que dificulta la movilidad a personas mayores, como es mi caso, e impedide totalmente la circulación a quien necesite silla de ruedas para su desplazamiento o simplemente tengan problemas de movilidad. Como contrapartida, el establecimiento estaba muy limpio, a pesar de que durante el tiempo que estuvimos ahí solo había una señora para la limpieza de las habitaciones y resto del hotel. Sobre el personal solo puedo decir que es excelente, de una amabilidad y profesionalidad digna del mayor elogio, Raúl, Julián, Conchi, Rocío, y con una mención especial a Sandra, recepcionista, telefonista, camarera para el desayuno, que me bajó el equipaje y que se encuentra dispuesta a ayudar en todo momento con una sonrisa en los labios.