Es un hotel perfecto para una visita de pocos días a Rabat. Sus únicas limitaciones son la casi total ausencia de zonas comunes, tales como salones, y el escaso espacio para colocar ropa y equipaje en las habitaciones, característica esta última muy común hoy en día en los hoteles destinados esencialmente a escapadas urbanas.
Por lo demás, el hotel es ideal debido a su ubicación en una zona céntrica y muy tranquila, con la posibilidad de estacionar tu vehículo en el exterior (vía pública con poco tráfico), en unas plazas reservadas para el hotel y que se encuentran bajo la vigilancia de empleados del hotel. Las habitaciones son muy confortables y funcionales. La limpieza está presente en todas las instalaciones. El desayuno es suficiente pero algo mejorable, con algo más de fruta, por ejemplo.
El personal es sumamente atento y eficaz. Y finalmente, un detalle muy importante, la muy buena relación calidad precio.
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